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¿Qué es el canal de Panamá? (What Is the Panama Canal? Spanish Edition)

Part of ¿Qué fue?

Illustrated by Tim Foley
Translated by Yanitzia Canetti
Paperback
5-5/16"W x 7-5/8"H | 5 oz | 72 per carton
On sale Dec 16, 2025 | 112 Pages | 9798217051908
Age 8-12 years

Un hombre, un plan, un canal, ¡Panamá!

Antes de 1914, viajar desde la costa este hasta la costa oeste significaba cruzar por tierra todo Estados Unidos. Hacerlo por mar implicaba un largo viaje hacia el sur, rodeando Sudamérica y luego subiendo por la costa del Pacífico. Pero entonces, en una hazaña de ingeniería peligrosa y asombrosa, se excavó un canal de 48 millas de largo a través de Panamá, creando el atajo más famoso del mundo: ¡el canal de Panamá!

A man, a plan, a canal, Panama. Not only is this palindrome clever, it also gives a brief description of the Panama Canal.

Before 1914, traveling from the East Coast to the West Coast meant going by land across the entire United States. To go by sea involved a long journey down and around South America and back north along the Pacific Coast. But then, in a dangerous and amazing feat of engineering, a forty-eight-mile-long channel was dug through Panama, creating the world's most famous shortcut: the Panama Canal!
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¿Qué es el canal de Panamá?


“Nunca volvería... a navegar... por ese miserable lugar. Es el reino de Satanás”, dijo un marinero en el siglo xix. Hablaba del viaje alrededor del cabo de Hornos entre América del Sur y la Antártica. “Rodear el Cuerno”, como lo llaman los marineros, es uno de los viajes más aterradores y peligrosos que un barco puede realizar. Durante doscientos días al año, soplan vientos huracanados con ráfagas que oscilan entre cincuenta y ochenta millas por hora. Las olas pueden alcanzar hasta noventa pies de altura o más.

Aun así, durante cientos de años, si alguien quería navegar hacia el oeste desde el Atlántico hasta el océano Pacífico, tenía que rodear el Cuerno. Si sobrevivía al viaje se le reconocía como un marino verdaderamente valiente. Si lograba navegar alrededor del Cuerno tres veces, podía usar un arete de plata, como insignia de honor. Muchos no lo lograron. Nadie lo sabe con certeza, pero puede que haya mil naufragios bajo el agua, y hasta quince mil marineros ahogados.

Todos soñaban con una forma más fácil de navegar desde el Atlántico hasta el Pacífico. Un lugar en los mapas parecía muy prometedor: el istmo de Panamá. Un istmo es una estrecha franja de tierra que conecta dos extensiones grandes de terreno. El istmo de Panamá une América Central con América del Sur. Por un lado, está el mar Caribe, que se une al Atlántico. Por el otro, el golfo de Panamá, que está en el Pacífico. En su parte más estrecha, el istmo tiene solo treinta millas de ancho. ¡El Atlántico y el Pacífico parecían estar tan cerca allí! Seguramente habría alguna manera de unirlos. Entonces los barcos podrían navegar a través de Panamá. El viaje se acortaría miles de kilómetros, y nadie tendría que arriesgar su vida navegando alrededor del cabo de Hornos.

La realidad era mucho más complicada que el sueño. Panamá era angosta, pero accidentada y peligrosa, con selvas, pantanos, ríos y altas montañas en la ruta. Tomó años de trabajo y fracasos hasta que finalmente se pudo abrir un paso. Se ganaron y se perdieron fortunas. Miles de personas murieron. Incluso hubo que librar una revolución.

Finalmente Estados Unidos de América hizo realidad el sueño. El 15 de agosto de 1914, el primer barco navegó por el canal de Panamá de un océano al otro. Viajar por el mundo nunca volvería a ser lo mismo.


Capítulo 1
Del Atlántico al Pacífico


El primer europeo en ver el océano Pacífico desde las Américas fue el explorador español Vasco Núñez de Balboa. En 1513, fue gobernador de una provincia española en Panamá. Los indígenas le hablaron de un lugar donde, si caminaba solo una corta distancia, podía ver el océano al otro lado. Así que tomó un pequeño grupo de hombres y partió a través de la selva y las montañas. Hizo que todos sus hombres se quedaran detrás de él, para ser el primero en ver el océano. El 25 de septiembre, desde la cima de una montaña, divisó el océano Pacífico a lo lejos.

Años más tarde, en 1534, el rey Carlos I de España envió una expedición para averiguar si sería posible crear una vía acuática a través de Panamá. La expedición concluyó que era imposible. En su lugar, los españoles utilizaron dos caminos estrechos que atraviesan el istmo. Los dos cruzaban espesas selvas y pantanos. En algunos lugares, tenían que arrastrarse sobre el barro profundo y pegajoso. Por estos caminos, los españoles transportaban el oro y los tesoros arrebatados a los indígenas. A veces, las mulas que llevaban oro resbalaban y caían en pozos llenos de serpientes mortales. Nadie se atrevía a meterse en esos “pozos de víboras” a rescatarlas, y abandonaban los tesoros que, según las leyendas, siguen allí.

En 1848, se descubrió oro en California. En 1849, los ansiosos buscadores de oro llamados “forty--niners” corrían hacia California con la esperanza de hacerse ricos. Venían de todas partes del mundo. Todos querían reclamar el oro antes de que alguien se les adelantara. Por lo tanto, llegar a la costa oeste de Estados Unidos lo más rápido posible era vital.

Por primera vez, hubo gran interés en una ruta a través de Panamá. Viajar por tierra a través de América del Norte hasta California en un vagón tomaba meses. Los barcos eran más rápidos. Pero el viaje de Nueva York a California por mar era de diecisiete mil millas. Incluso en un barco rápido, el viaje tomaba de tres a cinco meses. El viaje de Nueva York a Panamá era de solo dos mil millas. Ese viaje tomaba dos semanas. Las tres mil quinientas millas del otro lado del istmo hasta San Francisco tardaban unas tres semanas más. Y si cruzabas Panamá usando los viejos caminos españoles, solo eran cuarenta y siete millas a pie, ¿cuánto tiempo podría tardar? El uso de un atajo a través de Panamá podría reducir el viaje a menos de la mitad del tiempo que se tardaba en rodear el cabo de Hornos.

De repente, Panamá se vio invadida por esperanzados mineros de oro que intentaban cruzar a pie. Descubrieron que la caminata era peor que cualquier pesadilla. Vadearon el barro hasta la cintura. La selva era tan espesa que solo veían unos metros delante. Los caminos eran tan estrechos que las mulas se atascaban entre los árboles o las rocas. Por todas partes yacían los cadáveres putrefactos de las mulas que habían muerto. Había serpientes venenosas, escorpiones, arañas y mosquitos. Viajaban a una milla por hora, por lo que el viaje podía durar una semana. La gente tenía que dormir a la intemperie en el suelo, incluso durante las tormentas tropicales, cuando el agua caía en cascadas.

Lo peor de todo eran las fiebres. Todos los que viajaban a Panamá parecían enfermarse. Un hombre podía estar perfectamente sano cuando comenzaba la caminata, y unos días después podría estar muerto. “En el temor de Dios y el amor al prójimo..v. no tomes este camino por ningún motivo”, aconsejó un hombre que sobrevivió. Y, sin embargo, la gente quería llegar a todo ese oro en California. Las hordas seguían llegando.


Capítulo 2
Un ferrocarril construido sobre cadáveres


Incluso antes de la fiebre del oro, el sueño de construir una vía fluvial a través de Panamá nunca se había olvidado. Pero todos los que lo habían intentado se habían dado por vencidos. Parecía imposible. Estados Unidos estaba especialmente interesado. Los estadounidenses sabían que su país pronto se extendería hasta el océano Pacífico. Una vez que lo hiciera, las diferentes partes del país necesitarían una forma de enviar correo, enviar mercancías y comunicarse entre las costas este y oeste.

Viajar por tierra era difícil. Miles de kilómetros de terreno inhóspito separaban las costas. Por lo tanto, una vía para que los barcos cruzaran por Panamá sería muy útil para los estadounidenses.

Después de 1821, Panamá ya no estaba bajo control español. Pasó a formar parte del país sudamericano que con el tiempo se conocería como Colombia. Muchas personas en Panamá querían separarse y formar su propio país. En 1846, Estados Unidos firmó un tratado con Colombia. Estados Unidos prometió que, si Panamá intentaba separarse, apoyaría a Colombia contra los rebeldes. A cambio, Colombia le dio a Estados Unidos el derecho de construir un canal o un ferrocarril sobre el istmo.

En 1850 se creó una compañía llamada Panama Railroad Company para construir un ferrocarril a través de Panamá. La construcción de este fue mucho más difícil de lo que se habían imaginado. Las primeras ocho millas del ferrocarril tuvieron que ser colocadas sobre pantanos. Para crear un lecho firme, trataron de rellenar los pantanos con grava. Pero el barro parecía no tener fondo. No importaba cuánta grava se vertiera, todo se hundía. Algunos lugares necesitaban hasta doscientos pies de grava antes de comenzar la construcción. Luego llegó la temporada de lluvias. Caían fuertes lluvias casi todos los días. Los lugares que ya se habían rellenado se convirtieron en barro y tuvieron que ser rellenados de nuevo.

Gran parte del trabajo tenía que hacerse a mano, usando picos y palas. Se necesitaba una gran fuerza laboral, que llegó a Panamá de todo el mundo. Desafortunadamente, Panamá era uno de los lugares más insalubres del planeta. Los trabajadores que llegaban contraían fiebres tropicales y morían. Murieron tantas personas que no sabían qué hacer con todos los cuerpos. Muchos de los muertos eran pobres y no eran reclamados por sus familias, y la compañía se aprovechó de ello. Los estudiantes de medicina necesitaban cadáveres para estudiar, por lo que la Panama Railroad Company comenzó a enviar cadáveres, conservados en barriles, a las escuelas de medicina de todo el mundo.

Durante un tiempo, el trabajo parecía ser demasiado duro. La empresa estuvo a punto de fracasar. Pero finalmente, el 27 de enero de 1855, se terminó el ferrocarril. Tardó cinco años y costó millones de dólares más de lo esperado. Nadie sabía cuántas personas habían muerto durante la construcción. Las estimaciones oscilan entre cinco mil y doce mil. Según Mark Twain, “Cada traviesa de ferrocarril [...] descansa sobre un cadáver”.

El ferrocarril fue “un maravilloso triunfo de la voluntad indomable del hombre sobre la naturaleza”, escribió un periodista. En 1856, transportaba unas cuarenta mil personas al año. Como los viajeros no tenían otra opción, la compañía cobraba todo lo que quería. El precio de primera clase para el viaje de cuarenta y siete millas era de veinticinco dólares por persona, más extra por el equipaje. Eso era mucho dinero en una época en la que un trabajador podía ganar solo un dólar al día.

Cruzar Panamá en ferrocarril era mucho más divertido que caminar. Uno de los primeros viajeros llamó al viaje en ferrocarril “uno de los paseos más agradables que he disfrutado, a través del rico paisaje tropical del istmo”.

El éxito del ferrocarril revivió el sueño de construir un canal. Por supuesto, esto es más complicado que construir un ferrocarril. Un tren puede subir colinas empinadas. Un barco necesita una ruta plana. ¿Cómo podría alguien excavar un canal a través de las montañas de Panamá? Un tren puede cruzar un río por un puente. Un barco no puede. El poderoso río Chagres cruzaba todas las rutas posibles a través de Panamá. Cavar un canal a través de él crearía una cascada gigante.

Las selvas, pantanos y montañas de Panamá eran tan densas y salvajes que nadie sabía realmente cómo era el terreno. Muchos esperaban que en algún lugar aún oculto se encontrara la ruta perfecta para un canal. Entre 1870 y 1875, Estados Unidos envió siete equipos diferentes para explorar posibles lugares para construir un canal. Estas expediciones la pasaron fatal. Los mosquitos y los insectos que picaban eran tantos que no podían dormir. Las tormentas repentinas causaban inundaciones tan terribles que a veces tenían que pasar la noche descansando en los árboles. Un hombre dijo que era “el peor país que he visto en mi vida”.

Todas las exploraciones indicaban que la construcción de un canal a través de Panamá era imposible. Un lugar mejor podría ser Nicaragua, más al norte. La distancia a través de Nicaragua era más de tres veces más larga que en Panamá. Pero las montañas eran más bajas. El terreno era más limpio. Y había un enorme lago que podría ser utilizado como parte del canal.

La construcción del Canal se convirtió en un tema candente después de 1869. Ese año se inauguró el canal de Suez. Este canal atravesaba Egipto y unía el mar Mediterráneo con el mar Rojo. Ahora los barcos podían navegar de Europa a Asia sin tener que rodear toda África. Muchos creían que este proyecto era imposible, sin embargo, se completó con éxito. Si fue posible un canal de Suez, ¿por qué no un canal de Panamá?

El principal impulsor del canal de Suez fue un francés llamado Ferdinand de Lesseps. Era un hombre apuesto y guapo, de gran energía y encanto. Creía que tendría éxito en cualquier proyecto. Y lo más importante era que tenía el don de hacer que otras personas creyeran en él. Una vez terminado el canal de Suez, centró su atención en la idea de un canal a través de América Central.

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Un hombre, un plan, un canal, ¡Panamá!

Antes de 1914, viajar desde la costa este hasta la costa oeste significaba cruzar por tierra todo Estados Unidos. Hacerlo por mar implicaba un largo viaje hacia el sur, rodeando Sudamérica y luego subiendo por la costa del Pacífico. Pero entonces, en una hazaña de ingeniería peligrosa y asombrosa, se excavó un canal de 48 millas de largo a través de Panamá, creando el atajo más famoso del mundo: ¡el canal de Panamá!

A man, a plan, a canal, Panama. Not only is this palindrome clever, it also gives a brief description of the Panama Canal.

Before 1914, traveling from the East Coast to the West Coast meant going by land across the entire United States. To go by sea involved a long journey down and around South America and back north along the Pacific Coast. But then, in a dangerous and amazing feat of engineering, a forty-eight-mile-long channel was dug through Panama, creating the world's most famous shortcut: the Panama Canal!

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Who HQ is your headquarters for history. The Who HQ team is always working to provide simple and clear answers to some of our biggest questions. From Who Was George Washington? to Who Is Michelle Obama?, and What Was the Battle of Gettysburg? to Where Is the Great Barrier Reef?, we strive to give you all the facts. Visit us at WhoHQ.com View titles by Who HQ

Excerpt

¿Qué es el canal de Panamá?


“Nunca volvería... a navegar... por ese miserable lugar. Es el reino de Satanás”, dijo un marinero en el siglo xix. Hablaba del viaje alrededor del cabo de Hornos entre América del Sur y la Antártica. “Rodear el Cuerno”, como lo llaman los marineros, es uno de los viajes más aterradores y peligrosos que un barco puede realizar. Durante doscientos días al año, soplan vientos huracanados con ráfagas que oscilan entre cincuenta y ochenta millas por hora. Las olas pueden alcanzar hasta noventa pies de altura o más.

Aun así, durante cientos de años, si alguien quería navegar hacia el oeste desde el Atlántico hasta el océano Pacífico, tenía que rodear el Cuerno. Si sobrevivía al viaje se le reconocía como un marino verdaderamente valiente. Si lograba navegar alrededor del Cuerno tres veces, podía usar un arete de plata, como insignia de honor. Muchos no lo lograron. Nadie lo sabe con certeza, pero puede que haya mil naufragios bajo el agua, y hasta quince mil marineros ahogados.

Todos soñaban con una forma más fácil de navegar desde el Atlántico hasta el Pacífico. Un lugar en los mapas parecía muy prometedor: el istmo de Panamá. Un istmo es una estrecha franja de tierra que conecta dos extensiones grandes de terreno. El istmo de Panamá une América Central con América del Sur. Por un lado, está el mar Caribe, que se une al Atlántico. Por el otro, el golfo de Panamá, que está en el Pacífico. En su parte más estrecha, el istmo tiene solo treinta millas de ancho. ¡El Atlántico y el Pacífico parecían estar tan cerca allí! Seguramente habría alguna manera de unirlos. Entonces los barcos podrían navegar a través de Panamá. El viaje se acortaría miles de kilómetros, y nadie tendría que arriesgar su vida navegando alrededor del cabo de Hornos.

La realidad era mucho más complicada que el sueño. Panamá era angosta, pero accidentada y peligrosa, con selvas, pantanos, ríos y altas montañas en la ruta. Tomó años de trabajo y fracasos hasta que finalmente se pudo abrir un paso. Se ganaron y se perdieron fortunas. Miles de personas murieron. Incluso hubo que librar una revolución.

Finalmente Estados Unidos de América hizo realidad el sueño. El 15 de agosto de 1914, el primer barco navegó por el canal de Panamá de un océano al otro. Viajar por el mundo nunca volvería a ser lo mismo.


Capítulo 1
Del Atlántico al Pacífico


El primer europeo en ver el océano Pacífico desde las Américas fue el explorador español Vasco Núñez de Balboa. En 1513, fue gobernador de una provincia española en Panamá. Los indígenas le hablaron de un lugar donde, si caminaba solo una corta distancia, podía ver el océano al otro lado. Así que tomó un pequeño grupo de hombres y partió a través de la selva y las montañas. Hizo que todos sus hombres se quedaran detrás de él, para ser el primero en ver el océano. El 25 de septiembre, desde la cima de una montaña, divisó el océano Pacífico a lo lejos.

Años más tarde, en 1534, el rey Carlos I de España envió una expedición para averiguar si sería posible crear una vía acuática a través de Panamá. La expedición concluyó que era imposible. En su lugar, los españoles utilizaron dos caminos estrechos que atraviesan el istmo. Los dos cruzaban espesas selvas y pantanos. En algunos lugares, tenían que arrastrarse sobre el barro profundo y pegajoso. Por estos caminos, los españoles transportaban el oro y los tesoros arrebatados a los indígenas. A veces, las mulas que llevaban oro resbalaban y caían en pozos llenos de serpientes mortales. Nadie se atrevía a meterse en esos “pozos de víboras” a rescatarlas, y abandonaban los tesoros que, según las leyendas, siguen allí.

En 1848, se descubrió oro en California. En 1849, los ansiosos buscadores de oro llamados “forty--niners” corrían hacia California con la esperanza de hacerse ricos. Venían de todas partes del mundo. Todos querían reclamar el oro antes de que alguien se les adelantara. Por lo tanto, llegar a la costa oeste de Estados Unidos lo más rápido posible era vital.

Por primera vez, hubo gran interés en una ruta a través de Panamá. Viajar por tierra a través de América del Norte hasta California en un vagón tomaba meses. Los barcos eran más rápidos. Pero el viaje de Nueva York a California por mar era de diecisiete mil millas. Incluso en un barco rápido, el viaje tomaba de tres a cinco meses. El viaje de Nueva York a Panamá era de solo dos mil millas. Ese viaje tomaba dos semanas. Las tres mil quinientas millas del otro lado del istmo hasta San Francisco tardaban unas tres semanas más. Y si cruzabas Panamá usando los viejos caminos españoles, solo eran cuarenta y siete millas a pie, ¿cuánto tiempo podría tardar? El uso de un atajo a través de Panamá podría reducir el viaje a menos de la mitad del tiempo que se tardaba en rodear el cabo de Hornos.

De repente, Panamá se vio invadida por esperanzados mineros de oro que intentaban cruzar a pie. Descubrieron que la caminata era peor que cualquier pesadilla. Vadearon el barro hasta la cintura. La selva era tan espesa que solo veían unos metros delante. Los caminos eran tan estrechos que las mulas se atascaban entre los árboles o las rocas. Por todas partes yacían los cadáveres putrefactos de las mulas que habían muerto. Había serpientes venenosas, escorpiones, arañas y mosquitos. Viajaban a una milla por hora, por lo que el viaje podía durar una semana. La gente tenía que dormir a la intemperie en el suelo, incluso durante las tormentas tropicales, cuando el agua caía en cascadas.

Lo peor de todo eran las fiebres. Todos los que viajaban a Panamá parecían enfermarse. Un hombre podía estar perfectamente sano cuando comenzaba la caminata, y unos días después podría estar muerto. “En el temor de Dios y el amor al prójimo..v. no tomes este camino por ningún motivo”, aconsejó un hombre que sobrevivió. Y, sin embargo, la gente quería llegar a todo ese oro en California. Las hordas seguían llegando.


Capítulo 2
Un ferrocarril construido sobre cadáveres


Incluso antes de la fiebre del oro, el sueño de construir una vía fluvial a través de Panamá nunca se había olvidado. Pero todos los que lo habían intentado se habían dado por vencidos. Parecía imposible. Estados Unidos estaba especialmente interesado. Los estadounidenses sabían que su país pronto se extendería hasta el océano Pacífico. Una vez que lo hiciera, las diferentes partes del país necesitarían una forma de enviar correo, enviar mercancías y comunicarse entre las costas este y oeste.

Viajar por tierra era difícil. Miles de kilómetros de terreno inhóspito separaban las costas. Por lo tanto, una vía para que los barcos cruzaran por Panamá sería muy útil para los estadounidenses.

Después de 1821, Panamá ya no estaba bajo control español. Pasó a formar parte del país sudamericano que con el tiempo se conocería como Colombia. Muchas personas en Panamá querían separarse y formar su propio país. En 1846, Estados Unidos firmó un tratado con Colombia. Estados Unidos prometió que, si Panamá intentaba separarse, apoyaría a Colombia contra los rebeldes. A cambio, Colombia le dio a Estados Unidos el derecho de construir un canal o un ferrocarril sobre el istmo.

En 1850 se creó una compañía llamada Panama Railroad Company para construir un ferrocarril a través de Panamá. La construcción de este fue mucho más difícil de lo que se habían imaginado. Las primeras ocho millas del ferrocarril tuvieron que ser colocadas sobre pantanos. Para crear un lecho firme, trataron de rellenar los pantanos con grava. Pero el barro parecía no tener fondo. No importaba cuánta grava se vertiera, todo se hundía. Algunos lugares necesitaban hasta doscientos pies de grava antes de comenzar la construcción. Luego llegó la temporada de lluvias. Caían fuertes lluvias casi todos los días. Los lugares que ya se habían rellenado se convirtieron en barro y tuvieron que ser rellenados de nuevo.

Gran parte del trabajo tenía que hacerse a mano, usando picos y palas. Se necesitaba una gran fuerza laboral, que llegó a Panamá de todo el mundo. Desafortunadamente, Panamá era uno de los lugares más insalubres del planeta. Los trabajadores que llegaban contraían fiebres tropicales y morían. Murieron tantas personas que no sabían qué hacer con todos los cuerpos. Muchos de los muertos eran pobres y no eran reclamados por sus familias, y la compañía se aprovechó de ello. Los estudiantes de medicina necesitaban cadáveres para estudiar, por lo que la Panama Railroad Company comenzó a enviar cadáveres, conservados en barriles, a las escuelas de medicina de todo el mundo.

Durante un tiempo, el trabajo parecía ser demasiado duro. La empresa estuvo a punto de fracasar. Pero finalmente, el 27 de enero de 1855, se terminó el ferrocarril. Tardó cinco años y costó millones de dólares más de lo esperado. Nadie sabía cuántas personas habían muerto durante la construcción. Las estimaciones oscilan entre cinco mil y doce mil. Según Mark Twain, “Cada traviesa de ferrocarril [...] descansa sobre un cadáver”.

El ferrocarril fue “un maravilloso triunfo de la voluntad indomable del hombre sobre la naturaleza”, escribió un periodista. En 1856, transportaba unas cuarenta mil personas al año. Como los viajeros no tenían otra opción, la compañía cobraba todo lo que quería. El precio de primera clase para el viaje de cuarenta y siete millas era de veinticinco dólares por persona, más extra por el equipaje. Eso era mucho dinero en una época en la que un trabajador podía ganar solo un dólar al día.

Cruzar Panamá en ferrocarril era mucho más divertido que caminar. Uno de los primeros viajeros llamó al viaje en ferrocarril “uno de los paseos más agradables que he disfrutado, a través del rico paisaje tropical del istmo”.

El éxito del ferrocarril revivió el sueño de construir un canal. Por supuesto, esto es más complicado que construir un ferrocarril. Un tren puede subir colinas empinadas. Un barco necesita una ruta plana. ¿Cómo podría alguien excavar un canal a través de las montañas de Panamá? Un tren puede cruzar un río por un puente. Un barco no puede. El poderoso río Chagres cruzaba todas las rutas posibles a través de Panamá. Cavar un canal a través de él crearía una cascada gigante.

Las selvas, pantanos y montañas de Panamá eran tan densas y salvajes que nadie sabía realmente cómo era el terreno. Muchos esperaban que en algún lugar aún oculto se encontrara la ruta perfecta para un canal. Entre 1870 y 1875, Estados Unidos envió siete equipos diferentes para explorar posibles lugares para construir un canal. Estas expediciones la pasaron fatal. Los mosquitos y los insectos que picaban eran tantos que no podían dormir. Las tormentas repentinas causaban inundaciones tan terribles que a veces tenían que pasar la noche descansando en los árboles. Un hombre dijo que era “el peor país que he visto en mi vida”.

Todas las exploraciones indicaban que la construcción de un canal a través de Panamá era imposible. Un lugar mejor podría ser Nicaragua, más al norte. La distancia a través de Nicaragua era más de tres veces más larga que en Panamá. Pero las montañas eran más bajas. El terreno era más limpio. Y había un enorme lago que podría ser utilizado como parte del canal.

La construcción del Canal se convirtió en un tema candente después de 1869. Ese año se inauguró el canal de Suez. Este canal atravesaba Egipto y unía el mar Mediterráneo con el mar Rojo. Ahora los barcos podían navegar de Europa a Asia sin tener que rodear toda África. Muchos creían que este proyecto era imposible, sin embargo, se completó con éxito. Si fue posible un canal de Suez, ¿por qué no un canal de Panamá?

El principal impulsor del canal de Suez fue un francés llamado Ferdinand de Lesseps. Era un hombre apuesto y guapo, de gran energía y encanto. Creía que tendría éxito en cualquier proyecto. Y lo más importante era que tenía el don de hacer que otras personas creyeran en él. Una vez terminado el canal de Suez, centró su atención en la idea de un canal a través de América Central.
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